EDITORIAL

Latinoamérica: el núcleo duro progresista se mantiene firme.

 

Momentos muy difíciles vivió Nuestra América en 2018 y el ya presente 2019 presagia mayores tensiones.

 

En 2018 los Estados Unidos consiguieron, aunque momentáneamente, su  más importante objetivo en Latinoamérica: detener el incipiente proceso de integración latinoamericana y caribeña, iniciado a principios de este siglo gracias al ascenso de fuerzas progresistas en el Continente.

 

Así, permanecen paralizadas y con peligro de desaparecer tanto la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), cuya VI Cumbre a realizarse el pasado año en San Salvador, no pudo  efectuarse por la falta de voluntad política de buena parte de sus miembros, como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), en la que seis de sus doce desgobiernos derechistas, que hoy sirven a los intereses del gran capital (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú), decidieron suspender su participación.

 

Los triunfos electorales de la extrema derecha en Brasil y Colombia vinieron a fortalecer la  turbulencia ultraderechista que amenaza con derribar a todo cuanto sea o parezca ser progresista, aplicar crueles medidas represivas y reinstaurar el más duro y cruel neoliberalismo, al estilo de las últimas décadas del pasado siglo.

 

Ya el gobierno de Jair Bolsonaro irradia odio más allá de las fronteras de Brasil. La política de discriminación y  xenofobia hacia la población indígena brasileña alcanzó connotación supranacional en voz del diputado Rodrigo Amorim, del oficialista Partido Social Liberal (PSL): “A quien le gusta el indio, que vaya a Bolivia, que, además de ser comunista, sigue presidida por un indio”. Para nada resulta casual este exabrupto ultraderechistamente xenófobo y es que con vistas a las elecciones presidenciales a celebrarse este año en Bolivia,  ya se reinició la guerra oculta contra el primer presidente indígena en Latinoamérica.

 

Ante una segura victoria de Evo Morales, ya reaparecen  los grupos paramilitares en Bolivia; ya los políticos “demócratas” llaman a la “desobediencia civil y el desacato”; ya los destrozos en las “manifestaciones no violentas” comienzan a dañar la economía; ya murió de un golpe en la cabeza una anciana que en medio de una huelga “espontánea” contra Morales se negaba a cerrar un negocio.

 

Como es lógico, para la gran prensa los grupos paramilitares, muy bien pagados, no existen; los encapuchados que aparecen en las fotos, incendiando y destruyendo, forman parte del indignado noble pueblo en lucha contra un tirano; el único culpable de la desobediencia civil, el desacato, las manifestaciones, la destrucción y la muerte es Evo Morales, que quiere postularse nuevamente a la presidencia.

 

Para el imperialismo y las derechas autóctonas no resulta legal  ningún proceso electoral en que no resulten ganadores; la experiencia que hoy se intenta repetir en Bolivia, ya la conocemos en Venezuela y Nicaragua.

 

Ya está diseñado también el camino a seguir por un futuro gobierno ultraderechista si es derrotada la fórmula del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales-Álvaro García Lineras, cosa que no esperamos; uno de los candidatos a ocupar la presidencia, Óscar Ortiz, confesó públicamente que, si gana, retirará a su país de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA), como ya hizo en Ecuador el traidor Lenin Moreno, también de la UNASUR y se unirá al llamado Grupo de Lima para luchar por la “democracia” en Venezuela.

 

En síntesis, plegarse a los dos principales objetivos imperiales: destruir la unidad latinoamericana y derrocar a la Revolución Bolivariana.

 

Bien triste es también la situación en la infeliz Colombia. Ciento setenta y dos líderes sociales fueron asesinados en ese país durante el 2018, con lo que ya suman 431 activistas sociales asesinados entre enero de 2016 y el 31 de diciembre de 2018. Además, tras la firma del acuerdo que puso fin a la insurgencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARP-EP), más de 60  exguerrilleros o familiares suyos han sido asesinados y alrededor de 600 excombatientes continúan encarcelados.

 

Incluso, el partido fundado por la exguerrilla, tras su paso a la vida civil, se vio precisado a abandonar la campaña electoral por la presidencia, ante la falta de garantías para el ejercicio político.

 

La impunidad de los grupos paramilitares, con la complicidad gubernamental, contra los que de buena fe pactaron un acuerdo para llevar la paz a un pueblo tras más de medio siglo de guerra, y la falta de voluntad política de la nueva administración de Iván Duque, demuestran la imposibilidad de que también se pueda llegar a un acuerdo con el otro grupo guerrillero colombiano, Ejército de Liberación Nacional.

 

Se repiten tristes historias de resultados de otras negociaciones de paz que culminaron en masacres. Aunque estamos convencidos que el conflicto bélico colombiano no tenía solución, para ninguna de las partes, por la vía de las armas, por lo que se justificaba plenamente la paz negociada, una vez más queda claro que con las oligarquías no hay acuerdo posible.

 

He nombrado a Brasil y Colombia como evidentes casos de fortalecimiento de la extrema derecha en Latinoamérica, pero lamentablemente no son los únicos. Ecuador, Perú, Chile, Paraguay, Guatemala, Honduras,… también pudieran citarse como ejemplos.

 

En Nuestra América sólo se destacan en sentido contrario la contundente victoria electoral de Manuel López Obrador, en México, y los también triunfos electorales del Partido Socialista Unido de Venezuela y del Frente Sandinista de Liberación Nacional, en Nicaragua. En estos dos últimos casos, queda demostrado que en esos pueblos existen verdaderas vanguardias revolucionarias que mantienen vivas sus energías e ideales, pese a la agresión externa, las privaciones de que son víctimas, producto de la guerra económica a que se ven sometidos, y los propios errores que comete, ante el acosamiento enemigo, cualquier proceso progresista.

 

Dentro de la actual coyuntura en que la administración de Donald Trump proclama a todo pecho la vigencia de la Doctrina Monroe (América para los americanos; entiéndase América para los norteamericanos), como respuestas a la pérdida de terreno ante otras potencias emergentes, venezolanos, nicaragüenses, bolivianos y cubanos no pueden esperar tranquilidad ni paz creadora en este 2019.

 

Pero he ahí la esperanza para toda Latinoamérica y el Caribe; pese a todas las agresiones esos procesos revolucionarios se mantienen y en el caso específico de Cuba, su Revolución cumple 60 años este Primero de Enero: ¡Sesenta años, frente a la potencia imperialista más poderosas del planeta, como faro y apoyo del movimiento revolucionario de América Latina y el Caribe!

 

El imperialismo utilizará todos los medios a su alcance para evitar otra Cuba victoriosa en Latinoamérica y mucho más si esa otra Cuba posee la primera reserva mundial de petróleo, como es el caso de Venezuela, o en su territorio se construye un canal interoceánico, no con capital estadounidense, que acaparará la mayoría del trasiego comercial del mundo, como es el caso de Nicaragua.

 

No obstante, pese a los avances coyunturales del imperialismo en el área, el núcleo duro progresista y en algún caso revolucionario, se mantiene firme en Latinoamérica. Esto es lo positivo en el inicio de este 2019

 

Mantener vivo y pujante sus ideales resulta el primer deber de cualquier hombre o mujer progresista en el mundo; la solidaridad se impone y ante las guerras mediáticas, plagadas de mentiras y desinformaciones, debemos poner siempre en duda todo lo que la “gran prensa” nos vende dentro de su dictadura mediática, presente además en las redes sociales, inundadas de noticias falsas que ya en más de una ocasión han dañado al movimiento revolucionario y a principalísimas figuras de este, como Evo Morales.

 

Cuando en la “gran prensa” leemos informaciones sobre estos países o las redes sociales inundan nuestros móviles con informaciones sobre ellos, lo primero que debemos preguntarnos es a quién beneficia el producto que ponen ante nuestros ojos para que lo consumamos, qué buscan hacernos creer.

 

Que la tan cacareada libertad de prensa no existe para el imperialismo, lo demuestra el acoso contra el periodista australiano Julian Assange, enclaustrado desde 2012 y actualmente aislado, en la embajada de Ecuador en Londres.

 

De abandonar esa sede diplomática -objetivo del actual presidente ecuatoriano Lenin Moreno- Assange sería deportado hacia los Estados Unidos donde enfrentará un juicio en el que puede ser condenado a la pena capital por haber publicado, entre otros, miles de documentos relacionados con las guerras en Afganistán e Irak, las violaciones de los derechos humanos en la cárcel que mantiene Estados Unidos en la ilegal base militar de Guantánamo (Cuba) y Abu Ghraib (Irak) y la muerte de civiles como resultado de las acciones militares.

 

¿Existe libertad de prensa en los Estados Unidos? ¿Qué hace la Unión Europea que no condena al Reino Unido por el irrespeto a la libertad de prensa y a los derechos humanos de un profesional de la prensa?

 

Los hombres y mujeres progresistas debemos rechazar las injurias, los infundios, los descréditos… para que nadie  resulte víctima de la maquinaria desinformativa.

 

Los avances en la ciencia y la técnica son irreversibles y pueden resultar negativos o positivos, acorde al uso que les de el ser humano. Por ello, debemos también aprender a combatir en las redes sociales para destruir las principales armas con la que al imperio pretende derrotarnos: la desinformación y la incultura política.

 

Eddy E. Jiménez

 

TITULARES

– La guerra de Trump contra los niños migrantes. Por Amy Goodman y Denis Moynihan

– Las rabietas de Trump y su muro hacen que ciere sus puertas el gobierno de EE.UU. Por Mirko C. Trudeau

– La economía boliviana en 2019. Por Sergio Martín-Carrillo

La casa de papel en versión latinoamericana. Por Alfredo Serrano Mancilla*

– Declaración de la XVI Cumbre del ALBA-TCP

La guerra de Trump contra los niños migrantes.

Por Amy Goodman* y Denis Moynihan

María Meza procuraba desesperadamente seguridad para ella y sus hijos.

Esta madre hondureña de 39 años de edad emprendió el camino hacia el norte en la caravana de migrantes y llegó a Tijuana en noviembre. Ella y dos de sus hijas se encontraban entre los cientos de solicitantes de asilo que fueron reprimidos con gas lacrimógeno por los agentes fronterizos de Estados Unidos. Una foto de Reuters donde se ve a María y sus niñas huyendo de nubes de gas lacrimógeno se volvió viral, lo que provocó el repudio al gobierno del presidente Donald Trump y sus crueles políticas contra los inmigrantes. Pero también le trajo a Meza una notoriedad no deseada y potencialmente letal, ya que medios de comunicación de derecha, como el canal Fox News, avivaron las llamas del odio racial día y noche. Esta semana, María Meza ingresó a Estados Unidos y solicitó asilo, pero solo después de que dos miembros del Congreso estadounidense intervinieron a su favor: acamparon con ella y sus hijos durante toda una noche y la acompañaron en el cruce de la frontera a través de un punto de entrada cercano a Tijuana.

Jakelin Caal Maquin no tuvo protección de miembros del Congreso. La niña maya de 7 años de edad, originaria de Guatemala, cruzó la frontera hacia Nuevo México con su padre, Nery Caal, en búsqueda de asilo junto a otros 160 inmigrantes. Fueron detenidos y, tras más de ocho horas de detención, Jakelin comenzó a tener convulsiones. La temperatura de su cuerpo aumentó a casi 41° Celsius. Fue llevada a un hospital en El Paso, donde el 8 de diciembre murió de deshidratación, shock e insuficiencia hepática.

Clara Long, investigadora principal de la organización Human Rights Watch, manifestó en una entrevista para Democracy Now!: “¿En primer lugar, qué necesidad había de tener a esta niña en un sistema similar al carcelario? Estados Unidos puede hacerlo mejor, con una perspectiva humanitaria. Puede recibir a las personas con dignidad y humanidad, brindarles cuidados, asegurarse de que estén bien atendidas. Pero tratar a la gente como criminales lamentablemente tiene como consecuencia este tipo de resultados”.

Abdullah Hassan no es un solicitante de asilo; es ciudadano estadounidense. Pero este niño de 2 años sufre de epilepsia e hipomielinización y, al momento de escribir este artículo, se encuentra internado con respiración asistida, al borde de la muerte, en un hospital de Oakland, California. El padre de Abdullah, Ali Hassan,
también es ciudadano estadounidense y ha estado a su lado a lo largo de su terrible calvario. Pero su madre, Shaima Swileh, es ciudadana yemení y, como tal, no puede entrar a Estados Unidos debido a la llamada “prohibición de viaje a musulmanes” de Trump, que prohíbe el ingreso a Estados Unidos a personas de cinco países de mayoría musulmana: Irán, Libia, Yemen, Siria y Somalia.

La familia Hassan le ha suplicado al Departamento de Estado de Estados Unidos durante más de un año que le otorgue a Shaima Swileh un permiso especial para que pueda estar con su hijo en sus últimos meses. El lunes, como parecía que el niño estaba cercano a morir, presentaron una demanda. Con la atención generada por los medios, el Departamento de Estado otorgó el permiso a último minuto y la madre comenzó el largo vuelo hacia California. CAIR , el Consejo de Relaciones
Estadounidenses-Islámicas, está coordinando su viaje inmediato desde el Aeropuerto Internacional de San Francisco hacia el hospital donde se encuentra su hijo, que está en coma y no se espera que recupere la conciencia.

Estas son solo algunas de las historias que constituyen el grotesco entorno actual de la inmigración en Estados Unidos. La situación se ha vuelto tan mala que incluso uno de los think-tanks del liberalismo, el Cato Institute, ha calificado la política de asilo de Trump como “una farsa”.

En junio de este año, el entonces fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, emitió una nueva norma que impide alegar algunas de las razones más comunes para buscar asilo: violencia doméstica o relacionada con pandillas. Un grupo de inmigrantes presentó una demanda para impugnar la norma y el caso fue asignado al juez de distrito Emmet G. Sullivan. Sullivan fue uno de los principales protagonistas de las noticias de esta semana, ya que presidió la audiencia para dictar
sentencia en el juicio contra el ex asesor de seguridad nacional de Trump y ahora criminal confeso, el general Michael Flynn.

El verano pasado, cuando la demanda contra las restricciones al asilo impuestas por Trump se abría paso en los tribunales, Sullivan se enteró de que una de las 12 personas demandantes estaba siendo deportada de regreso a El Salvador junto a su hija, donde ambas se iban a enfrentar a la misma violencia de la que habían huido. Sullivan ordenó que el avión regresara y amenazó a Sessions con desacato al tribunal si sus órdenes no se cumplían de inmediato.

Esta semana, el juez Sullivan emitió un fallo final que revoca la política de Trump y restaura el acceso al asilo para las víctimas de violencia doméstica o violencia relacionada con pandillas. En su fallo, el juez Sullivan escribió: “Debido a que es la voluntad del Congreso –no los caprichos del Poder Ejecutivo– lo que determina las normas para la aplicación del proceso expedito de expulsión, el tribunal considera que esas políticas son ilegales”.

La política de inmigración es una cuestión de vida o muerte, que afecta de manera trágica a los más vulnerables de nosotros. Como lo demuestra el juez Emmet Sullivan, los tribunales pueden brindar alivio. Pero se necesita un movimiento de base a nivel nacional y una exposición masiva en los medios para revertir la abominación de la guerra de Trump contra los niños migrantes.

*Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español,

Fuente: Democracy Now

 

Las rabietas de Trump y su muro hacen que ciere sus puertas el gobierno de EE.UU.

Por Mirko C. Trudeau*

Aunque a uno le cueste creer, cerró parcialmente sus puertas el gobierno de Estados Unidos: el bloqueo alcanza al 25 por ciento de los organismos federales, lo que podría afectar hasta 800.000 empleados, donde organismos como la agencia aeroespacial NASA y el Departamento de Comercio, aparecen entre los más perjudicados, pero en cambio las Fuerzas Armadas tienen financiamiento asegurado.

No está claro cuánto durará el cierre parcial, luego de que el Senado aplazó este sábado la sesión sin llegar a un acuerdo sobre la financiación del muro que el presidente, Donald Trump quiere construir en la frontera con México. En una poco usual sesión sabatina, la Cámara de Representantes y el Senado reanudaron las discusiones sobre el financiamiento – de cinco mil millones de dólares para construir un muro en la frontera con México- con una contraoferta del vicepresidente Mike Pence para los legisladores demócratas.

Al presidente Donald Trump el tema no le resulta fácil de manejar y debió suspender su viaje navideño a Florida. Durante un almuerzo con legisladores conservadores escuchó voces disonantes: unos estaban dispuestos a luchar por la construcción del muro, mientras otros preferían avanzar hacia la reapertura del gobierno. Trump tuiteó que estaba negociando con los demócratas sobre la seguridad fronteriza “que se necesita desesperadamente” (pandillas, drogas, tráfico de personas y más), pero podría ser una larga estadía”.

El cierre es parcial porque tres cuartas partes del gobierno, incluido el Pentágono, tienen financiación hasta septiembre de 2019, pero la gestión de fondos para los demás expiró la medianoche del viernes: entre ellos los Departamentos de Seguridad Nacional, de Justicia, Transporte, Tesoro, Interior y de Agricultura.

“El presidente Donald Trump está sumiendo al país en un caos”, dijo el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer. “Abandone su estrategia de cierre (…) No va a tener el muro hoy, la próxima semana, o el 3 de enero, cuando los demócratas tomen el control de la Cámara”, le advirtió el congresista.

El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch Mc Connell  también lanzó un pedido de apoyo a los demócratas: “hemos presionado el botón de pausa hasta que el presidente, de quien necesitaremos una firma, y los demócratas del Senado, de quienes necesitaremos votos, lleguen a un acuerdo.”

Con éste, la administración Trump suma su tercer cierre en lo que va del año. En enero hubo un bloqueo de dos días y un mes después otro de pocas horas, ambos por conflictos migratorios. Pero esta vez el mandatario anunció que el cierre será por un tiempo indeterminado y tiene la particularidad de producirse luego de varias dimisiones en su gabinete, incluyendo la del secretario de Defensa James Mattis la última semana.

Con las elecciones legislativas de medio término cambió la composición de las cámaras de Congreso de manera que el tres de enero la nueva legislatura en Diputados tendrá mayoría de demócratas, lo cual dejaría a Trump y los republicanos en desventaja para su propuesta de presupuesto. La líder demócrata en la Cámara Baja, Nancy Pelosi, adelantó que si Trump y los republicanos eligen continuar con el cierre de Gobierno, la nueva Cámara de Representantes con mayoría demócrata aprobará rápidamente legislación en enero para reabrir la Administración.

Demócratas y republicanos se culpan mutuamente. “La crisis de actividad ilegal en nuestra frontera sur es real y no pararemos hasta que construyamos una gran barrera de acero o de ladrillo. ¡Qué empiece el trabajo!”, tuiteó Trump. Desde la Casa Blanca consideran que la oposición es la que debe adaptarse a las peticiones del Presidente y ceder, incluyendo en el presupuesto los 5.000 millones de dólares para el muro.

En respuesta, los líderes demócratas responsabilizaron al mandatario por haber rechazado esta semana una ley que ya había sido aprobada por el Senado con el apoyo de demócratas y republicanos para financiar el Gobierno hasta el 8 de febrero. Esa ley incluía 1.300 millones de dólares para seguridad fronteriza, pero Trump insistió en los 5.000 millones.

“El presidente Trump hizo una rabieta y convenció a los republicanos de la Cámara de empujar a nuestro país a un destructivo ‘Trump shutdown’”, dijeron los líderes demócratas en el Congreso, Schumer y Pelosi, en un comunicado conjunto. A ellos se agregó el senador Bob Martínez. “El presidente Trump quería un cierre del gobierno y ahora lo tiene. Después de rechazar una oferta bipartidista de 1.600 millones para la seguridad fronteriza, el presidente prefiere mantener al gobierno federal de los Estados Unidos como rehén.”

Para aprobar la partida los republicanos necesitan en el Senado al menos de nueve votos demócratas. Hasta el sábado sólo tenían 51 de los cien escaños y la ley, para ser promulgada, necesita el respaldo de 60 legisladores.

*Mirko C. Trudeau es economista-jefe del Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva York), Analista de temas de EEUU y Europa, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)

Fuente: CLAE
 

La economía boliviana en 2019.

Por Sergio Martín-Carrillo

Durante el año 2018 el Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia ha acelerado su crecimiento y cerrará con un aumento estimado del 4,7%. Esto supone un incremento respecto a los resultados obtenidos en los años anteriores, cuando el crecimiento del PIB alcanzó el 4,3% y el 4,2% para 2016 y 2017, respectivamente. La previsión de alcanzar este nivel de crecimiento hizo que el Gobierno boliviano activara el pago del doble aguinaldo para los trabajadores asalariados, política que refuerza la demanda interna y, por tanto, retroalimenta el nivel de actividad económica de cara al cierre del año 2018 e inicios del 2019. Estos resultados se obtienen a pesar del contexto regional desfavorable, en el que la actividad económica no termina de despegar, tal y como muestran las proyecciones de crecimiento económico realizados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) que sitúan el crecimiento del PIB suramericano en el 1,6% y el de América Latina y el Caribe en el 1,8% para este año, 2018.

En cuanto al comportamiento del nivel de precios, la inflación acumulada a noviembre es del 1,16% en función de los datos hechos públicos por el Banco Central de Bolivia (BCB), cifra muy por debajo a la inicialmente prevista por el propio BCB, que la situaba en el 4,5% al inicio del ejercicio, y que revisaba a la baja a mediados de año para situarla en el 3,5%.

Los datos de empleo también han experimentado una evolución favorable marcando, a mediados de año, el mínimo histórico en la tasa de desempleo, que pasó del 4,54% al 4,2% según los datos hechos públicos por el Ministerio de Planificación del Desarrollo.

La aceleración de la actividad económica -junto con la estabilidad de precios y la evolución favorable del desempleo en un contexto regional adverso- ha sido posible gracias a las políticas contracíclicas que se han venido aplicando en los últimos años por parte de las autoridades económicas. La inversión pública, unida a la política social redistributiva de las ganancias, la recuperación parcial del precio de los hidrocarburos y el excelente comportamiento agrícola en el año 2018, son las partidas que de mejor forma han contribuido a los resultados. En este sentido, las grandes reservas internacionales que se habían alcanzado en los años anteriores han contribuido a mantener la estabilidad monetaria y a que Bolivia disponga de recursos en un contexto externo hace tiempo desfavorable.

¿Se mantendrá el nivel de la actividad económica en 2019? ¿Qué ocurrirá con la inflación? ¿Seguirá Bolivia liderando el crecimiento económico suramericano? A continuación se presentan las proyecciones del comportamiento de algunas de las principales macromagnitudes económicas que permiten responder a estas y otras preguntas.

Perspectivas para la economía boliviana en 2019

Para finales de 2019 se celebrarán en Bolivia elecciones presidenciales, por lo que la economía suele ser uno de los principales ámbitos de disputa, donde el oficialismo tratará de sacar pecho por los resultados económicos de su gestión, mientras que la oposición intentará desdibujar el panorama económico. A continuación se presentan las proyecciones, tanto las realizadas por el Gobierno, como algunos datos desarrollados por organismos internacionales como la CEPAL y el FMI (Fondo Monetario Internacional).

A partir de los datos presentados por el Ministerio de Economía y Finanzas sobre el proyecto de Presupuesto General del Estado para año 2019 -que aún debe ser aprobado por la Asamblea Legislativa Plurinacional- el Gobierno estima que la economía boliviana crecerá de nuevo a una tasa del 4,7%, manteniéndose, por tanto, el mismo nivel alcanzado en el año 2018 y que confirma el regreso a niveles cercanos al 5%, lo que supone liderar el crecimiento económico de los países de la
región. El PIB boliviano alcanzará los 44.921 millones de dólares en 2019.

Por su parte, organismos internacionales como el FMI proyectan una tasa de crecimiento sensiblemente inferior, situándola en el 4,2%. Sin embargo, sobre este punto hay que agregar que en la última década, en 9 de las 10 ocasiones, la proyección de crecimiento del PIB realizada por el FMI subestimó los resultados reales alcanzados. Por ejemplo, en el último año, la tasa de crecimiento proyectada por el FMI en abril de 2018 para este año fue del 4%, muy lejos de los niveles que finalmente alcanzará.

Posteriormente, el FMI revisó al alza sus proyecciones para la economía boliviana en 2018, subiendo hasta el 4,3%, y en diciembre volvió a elevarla hasta el 4,5%, lo que la acerca más a los valores estimados por el Gobierno y que van en la línea de lo mostrado por la economía boliviana en el primer semestre de 2018.

Por su parte, la CEPAL hizo públicas en octubre sus proyecciones sobre el crecimiento del PIB en la región. Para el caso de Bolivia, situó la tasa de crecimiento del PIB en 2019 en el 4,4%, cifra sensiblemente superior a la estimación realizada por el FMI pero inferior a la realizada por el Gobierno nacional. En este sentido, aunque las desviaciones entre las predicciones y los resultados reales no son tan acuciados como en el caso del FMI, también ha existido en el último ejercicio una importante desviación entre los resultados finalmente esperados (tasa de crecimiento del 4,7%) y las proyecciones realizadas por la CEPAL en octubre de 2017 (tasa de crecimiento del 4%). Como se puede ver en la tabla 3, aunque algún año la subestimación ha sido elevada, no se puede concluir que hay una ubestimación sistemática de los resultados.

En cuanto a la tasa de inflación para el año 2019, que se proyecta del 4,04%, se confirma la estabilidad de los precios, ya que los impactos de las amplias subidas salariales y el pago del doble aguinaldo no se transforman en incrementos inflacionarios descontrolados como predica la ortodoxia económica. Esto permite mayor impacto en los incrementos salariales en términos reales y mejor desempeño de la política social implementada desde el Estado.

En términos de déficit fiscal, los datos presentados por el Ministerio de Economía y Finanzas de Bolivia proyectan una reducción del mismo en el año 2019, pasando desde el 8,32% del presente ejercicio, al 6,98%. Esta reducción va en la línea de sugerido por el FMI en su último informe, si bien la forma de reducirlo difiere entre la política planteada por el Ejecutivo boliviano y el organismo internacional.

Mientras que el FMI insiste en la reducción de los gastos corrientes -lo que en la práctica puede ser una reducción drástica de personas empleadas en la administración del Estado- el Gobierno boliviano apostará por la retracción de la inversión pública, principalmente en infraestructura. Esta reducción de la inversión pública supone un importante cambio en la política económica de la última década, ya que la misma ha sido uno de los principales motores de la actividad
económica.

Por primera vez desde el año 2005 (con la excepción de una leve reducción de 0,62% entre 2015 y 2016) la inversión pública proyectada caerá desde los 7.285 millones de dólares hasta los 6.510 millones de dólares. No es un cambio menor pues, como ya hemos dicho, la inversión pública ha sido uno de los principales motores que han impulsado la actividad económica. Cabe apuntar, asimismo, que los niveles de ejecución presupuestaria se han venido reduciendo, lo que genera
divergencias entre los niveles de inversión pública presupuestada y los efectivamente ejecutados. Así, una reducción del presupuesto puede incrementar los niveles de ejecución presupuestaria y  que los niveles de un año y otro no sean tan divergentes.

Por otra parte, el FMI también considera que es necesario reducir los déficits de la cuenta corriente, con saldo negativo desde el año 2015.
El principal rubro de exportación son los hidrocarburos, principalmente el gas natural y, en segundo lugar, el petróleo. En cuanto a este último, el presupuesto presentado ante la Asamblea Legislativa Plurinacional estima un precio del petróleo de 50,25 dólares. A priori se trata de una estimación conservadora, teniendo en cuenta que el precio promedio para 2018 ha rondado los 66 dólares, pero que en el último mes ha descendido drásticamente, rondando ahora los 50 dólares.
Si el precio del petróleo es finalmente superior a la cifra estimada, se obtendrán ingresos adicionales mediante el IDH (Impuesto Directo a los Hidrocarburos) y la renta petrolera, lo cuál permitirá cuadrar la balanza fiscal y ayudará igualmente a cuadrar la cuenta corriente vía exportaciones. Sin embargo, si el precio es menor provocará desajustes y podría agravar los problemas deficitarios.

A modo de cierre

Dadas las proyecciones presentadas, la economía boliviana seguirá liderando el crecimiento de la actividad económica en el año 2019, manteniendo una tasa de crecimiento similar a la de 2018. El pago del doble aguinaldo decretado para este año permitirá, además, impulsar la demanda interna en el cierre del ejercicio y sus efectos se verán reflejados también a comienzos de 2019. El Ejecutivo comenzará una política de reducción del déficit fiscal, achicando por primera vez en la última década los niveles presupuestados de inversión pública, reduciendo fuertemente la inversión en infraestructuras. El contexto externo regional seguirá siendo difícil, pero la economía boliviana seguirá mostrando un buen comportamiento, manteniendo la estabilidad cambiaria característica de la última década, bajos niveles de inflación y una política redistributiva eficiente que estimula la demanda interna.

Fuente: Telesurtv.net

 

La casa de papel en versión latinoamericana.

Por Alfredo Serrano Mancilla*

 

En la última década, Estados Unidos, Unión Europea, Inglaterra y Japón han impreso el equivalente a diez billones de dólares. Sus respectivos bancos centrales pusieron la maquinita de imprimir billetes a toda velocidad. La Reserva Federal de Estados Unidos duplicó su balance entre 2008 y 2014 y luego siguió imprimiendo aunque a un ritmo algo inferior. El Banco Central Europeo duplicó el suyo entre 2015 y 2017. El Banco de Japón comenzó a incrementar el ritmo de impresión a partir de 2013 y a día de hoy su balance tiene casi el mismo tamaño que el de su economía. En el caso del Banco de Inglaterra, su balance se multiplicó por 15 en términos de Producto Interno Bruto.

Y con tanto dinero por el mundo, con este exceso de liquidez global, cabe hacerse esta doble pregunta desde una perspectiva latinoamericana: 1) ¿ha servido esto para mejorar la economía? 2) ¿quiénes fueron los afortunados que se quedaron con buena parte de esa cantidad ingente de billetes impresos? En este caso, en la realidad, a diferencia de lo que ocurre en la famosa serie La Casa de Papel, los ganadores no son los ciudadanos de la calle. Tampoco hay tiros ni rehenes. Pero sí hay otro método, no basado en un robo como tal, pero sí en una estafa milimétricamente planificada.

La secuencia es la siguiente. Primero, lo dicho: se imprimen billetes a raudales que, de inmediato, son prestado en su mayoría a la gran banca a una tasa de interés ridícula, en muchas ocasiones cercana al 0%, o incluso con tasa de interés real negativa. La excusa fue que había que “salvar” a la banca, considerada “demasiada grande para caer”. Así que se les regaló dinero. Literalmente a coste cero.

Segundo, la banca demasiado grande para caer, ya salvada, y con el fondo lleno, tenía el gran objetivo de prestar ese dinero sobrante a economías periféricas, como las latinoamericanas, deseosas de nutrirse de nuevo capital. Este préstamo en segunda instancia ya no sería a tasa cero o a un interés muy bajo, sino que se hacía a una tasa de interés más elevada, garantizándose así un negocio redondo.

Hay un tercer paso: identificar a dónde fue a parar este dinero que aterrizó recientemente en algunas economías latinoamericanas. Llegados a este punto, lo importante antes que nada es tener un dato claro: este “nuevo dinero” no se orientó a actividades económicas productivas ni a la economía real. De cada 10 dólares nuevos, 9 terminaron en actividades financieras, especulativas y ociosas. Entonces, ¿cuál fue el destino del dinero logrado a través de estos nuevos préstamos? En muchos países, como son los casos de Colombia y México, se empleó para pagar deudas anteriores. En Argentina la situación fue otra debido a que Macri recibió un país desendeudado. Así que los dólares nuevos se colocaron en modo de libre oferta a disposición de quienes pudieran comprarlos. Y así fue: los dólares acabaron en su gran mayoría en manos de unos pocos fondos de inversión y de la misma banca que había previamente prestado los dólares; también hubo dólares para bancos locales y para otros actores económicos de grandes ligas (especialmente, lo que en Argentina se llama el “campo”); y el resto, un porcentaje ridículo, para una mayoría que no tenía pesos suficientes para comprarlos al nuevo tipo de cambio tras las devaluaciones.

Así es como llegamos al cuarto capítulo de esta serie. Ahora es cuando el mundo financiero se frota las manos. ¿Por qué? Porque aún restan muchos más dólares que prestar. Diez billones de dólares son muchos dólares y no se gastaron todos en la primera fase. Con todo lo que queda por colocar, ahora es el turno del FMI, quien llega con los bolsillos llenos de dinero impreso por las maquinitas de sus bancos centrales con una única misión: prestar de nuevo para que el país cancele su deuda, es decir, devuelva lo que pidió anteriormente prestado. Y así la deuda externa se va constituyendo en deuda eterna.

Dado el dominio actual del capitalismo neoliberal, se impide que el dinero nuevo, el que se logra por préstamo, sea usado para la economía real. Esto provoca que las economías latinoamericanas, que se insertan en el mundo por los canales regulares, acaben sumamente endeudadas, con una economía real cada vez más raquítica e ineficiente. El gran boom global de impresión monetaria es un factor condicionante del creciente endeudamiento externo latinoamericano, que determina hacia delante un modelo de desarrollo dependiente, financiarizado e improductivo y, en consecuencia, con una demanda interna cada vez más débil.

La Casa de Papel en versión latinoamericana tiene un final diametralmente opuesto a lo que ocurre en la serie. En la ficción, el dinero se lo queda un grupo de gente anónima, pero en la realidad el botín impreso va a parar a la cuenta de resultados de unos cuantos bancos a costa de las economías de la región. Veremos qué pasa en la próxima temporada.

*Alfredo Serrano Mancilla. Doctor en Economía.Director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG)

 

Fuente: CELAG

 

Declaración de la XVI Cumbre del ALBA-TCP

Los Jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) reunidos en La Habana, en ocasión de la XVI Cumbre del ALBA-TCP;

Inspirados en el encuentro fraterno de los Comandantes Fidel y Chávez, en la primera visita de este a Cuba el 13 de diciembre de 1994, que sembró la semilla de nuestra cooperación:

Reiteramos nuestra voluntad de continuar impulsando la construcción de un nuevo orden internacional, democrático, justo, inclusivo y equitativo, en el que sea efectiva la igualdad soberana entre los Estados y el respeto a la libre determinación de los pueblos; un orden que promueva la cooperación y el multilateralismo, al mismo tiempo que repudie el intervencionismo y las acciones coercitivas unilaterales.

Ratificamos nuestro compromiso con la concertación política, la cooperación y la integración, conscientes de que solo la unidad entre nuestros pueblos dotará a las naciones latinoamericanas y caribeñas de una mayor capacidad para hacer frente a la injerencia y dominación política y económica históricamente impuesta por los poderes hegemónicos globales.

Reafirmamos la necesidad de fortalecer la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) como mecanismo de concertación política regional basado en la estricta observancia y defensa de los principios del Derecho Internacional, incluidos la solución pacífica de controversias, la prohibición del uso y de la amenaza del uso de la fuerza, el respeto a la libre determinación, a la soberanía, la integridad territorial, y la no injerencia en los asuntos internos de cada país.

Reconocemos el activismo de la República de El Salvador en aras de favorecer el desarrollo y fortalecimiento de la CELAC, así como reafirmamos al Estado Plurinacional de Bolivia nuestro respaldo en su ejercicio de la Presidencia Pro Tempore de la CELAC en el año 2019.

Insistimos en que las medidas coercitivas unilaterales son contrarias a la Carta de Naciones Unidas y el Derecho Internacional, vulneran las reglas internacionales del comercio, amenazan la paz y la seguridad internacionales y restringen el disfrute de los derechos humanos de la población de los Estados contra los cuales se aplican.

Destacamos la necesidad de que las organizaciones internacionales, en particular la Organización Mundial de Comercio (OMC), adopten las medidas que se requieran para enfrentar las violaciones a las normas del comercio internacional que entrañan las medidas coercitivas unilaterales, y de que los Estados y sus agrupaciones adopten acciones para impedir los efectos de la extraterritorialidad que las acompañan.

Denunciamos el carácter extraterritorial de muchas de estas medidas que no solo afectan los indicadores socioeconómicos de los Estados afectados, sino también dañan los intereses económicos y comerciales de terceros.

Expresamos nuestra preocupación por las agresiones y acciones contra la paz y la seguridad regionales, especialmente las amenazas de uso de la fuerza contra la República Bolivariana de Venezuela, que atentan contra la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado y/o Gobierno en la II Cumbre de la CELAC, celebrada en La Habana los días 28 y 29 de enero de 2014.

Destacamos la resistencia del Gobierno y pueblo venezolanos frente a la injerencia externa, las medidas coercitivas unilaterales y la constante manipulación mediática contra su país.

Reiteramos nuestro apoyo y reconocimiento al gobierno electo del presidente Nicolás Maduro Moros a quien auguramos éxitos en su gestión al frente de la República Bolivariana de Venezuela, a partir de la toma de posesión del próximo 10 de enero de 2019.

Rechazamos el accionar injerencista del Gobierno de Estados Unidos, que utiliza una vez más a la OEA en su política intervencionista contra la soberanía, la libre determinación y el orden constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, de la República de Nicaragua y de otros países.

Ratificamos nuestro apoyo incondicional al gobierno y pueblo de Nicaragua en su decisión de continuar defendiendo su soberanía, la paz, los notables avances sociales, económicos, de seguridad y de unidad nacional alcanzados.

Reiteramos el reclamo de la comunidad internacional de que se levante de manera incondicional el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos a Cuba, que constituye una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos del pueblo cubano y cuyo carácter extraterritorial afecta a todos los Estados. Celebramos la aprobación en la Asamblea General de las Naciones Unidas, por vigésimo séptima ocasión, de la resolución que reclama el fin del bloqueo y ratifica el rechazo abrumador a esta política.

Reiteramos nuestra solidaridad con el compañero Lula Da Silva, líder emblemático de Nuestra América, preso político en Brasil.

Lamentamos las modificaciones anunciadas al Programa Más Médicos de Brasil que imponen condiciones inaceptables e incumplen las garantías acordadas para la participación de los médicos cubanos en el Programa. Rechazamos los cuestionamientos a la dignidad, la profesionalidad y el altruismo de los colaboradores cubanos.

Reafirmamos nuestro apoyo comprometido al pueblo y gobierno de Bolivia en su histórico y justo derecho a una salida al mar con soberanía. Instamos a la República de Chile y al Estado Plurinacional de Bolivia a reiniciar el diálogo e intercambios, en el marco de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia, con el propósito de resolver el enclaustramiento marítimo de Bolivia.

Rechazamos enérgicamente las medidas adoptadas contra hermanos países caribeños, considerándolos jurisdicciones no cooperativas, a la vez que exhortamos a revisar los criterios de graduación como “países de renta media”, lo que dificulta su acceso al crédito y a la cooperación internacional.

Reafirmamos nuestro continuo apoyo a los países caribeños en su reclamo de compensación por el genocidio de la población nativa y los horrores de la esclavitud y la trata.

Reafirmamos nuestro compromiso de enfrentar el cambio climático, conscientes de que las causas de este fenómeno radican en los modelos irracionales e insostenibles de producción y consumo impuestos por el sistema capitalista. Las agresiones a nuestra Madre Tierra muestran impactos negativos cada vez más evidentes, lo cual impone premura en el accionar de la comunidad internacional al respecto.

Hacemos énfasis en la considerable vulnerabilidad de nuestros países ante los efectos adversos del cambio climático y los desastres naturales. El ALBA-TCP hace un llamado a la plena implementación del Acuerdo de París, tomando como base el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, para detener el calentamiento global y trabajar por el desarrollo sostenible en armonía con la naturaleza.

Reafirmamos nuestro compromiso en la preservación y fortalecimiento de las instituciones surgidas en el seno del ALBA-TCP, que benefician a nuestros pueblos a través de la cooperación, la complementariedad económica y la concertación.

Expresamos nuestra voluntad de estudiar la posibilidad de implementar nuevas iniciativas en el seno del ALBA-TCP, que promuevan el beneficio equitativo y complementario de las economías de los países miembros.

Reconocemos la necesidad del diálogo constante entre las fuerzas políticas progresistas y los movimientos sociales. El ALBA-TCP tiene el deber de ser una plataforma que propicie el encuentro entre las organizaciones sociales de la región, conscientes de que la unidad de nuestros pueblos constituye el baluarte de la soberanía de los Estados latinoamericanos y caribeños.

Felicitamos al Gobierno y pueblo cubanos por el 60 aniversario del triunfo de la Revolución Cubana contra las fuerzas imperialistas de los Estados Unidos y la dictadura de Batista.

Ratificamos la plena vigencia de las palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el 18 de octubre de 1995 en la Oncena Cumbre del Movimiento de Países no Alineados cuando expresó “No somos simples espectadores. Este mundo es también nuestro mundo. Nadie puede sustituir nuestra acción unida, nadie tomará la palabra por nosotros. Solo nosotros, y solo unidos, podemos rechazar el injusto orden político y económico mundial que se pretende imponer a nuestros pueblos”.

La Habana, 14 de diciembre de 2018

Fuente: Radio Habana Cuba