EDITORIAL
La Nica Act. Un nuevo capítulo de la Doctrina Monroe
En noviembre del pasado año 2016, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se alzó con el setenta y dos por ciento de los votos en unos comicios en los que participaron seis aspirantes a ese cargo.
Mínimo destaque dio a ese hecho la “gran prensa”, algo lógico si tomamos en consideración que con esa contundente victoria se evidenciaba, en momentos en que el imperialismo arrecia su ofensiva contra los gobiernos progresistas latinoamericanos y caribeños, la vigencia del camino emancipador que según algunos ideólogos burgueses se había cerrado tras la victoria electoral de la derecha neoliberal en Argentina y el golpe de estado legislativo-judicial, contra la presidenta constitucional brasileña Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), en Brasil.
Como explicamos en De Nuestra América, en el pasado número 79, el fin del ciclo progresista iniciado a principios del siglo y la teoría de la existencia de una época de reflujo de la izquierda en Latinoamérica forman parte de las matrices de opinión que en la guerra mediática tratan de imponer al mundo los ideólogos de la derecha, valiéndose de los gigantes de la desinformación.
Para explicar la arrolladora victoria electoral sandinista la “gran prensa” habría tenido que reconocer que tras el triunfo de la Revolución, el 19 de julio de 1979, se inició un período de progreso socio-económico que Estados Unidos logró frenar al imponer a Nicaragua una guerra sucia en la que perdieron la vida miles de personas, lo que conllevó a que las elecciones de 1990 le resultaran adversas al FSLN; esos comicios se efectuaron en medio de la conflagración, que a su vez motivó una profunda crisis económica, y con un desalentador panorama internacional, caracterizado por la caída del campo socialista europeo. Así se inició un largo período de 16 años de gobiernos neoliberales que hasta el 2006 desangraron al país. [...]